Tengo nuevos lunares en el rostro.
Nueve nuevos lunares, dos cantares y pecas.
Un par de pecas en la puntita redonda donda de la nariz.
Pero ninguno de ellos se equipara a ese que lleva tu nombre.
Ese que es tan tuyo.
Ese,
del que te hiciste dueño, único propietario.
Ese lunar en el pecho, que no recibe besos
pero no necesita afecto.
Tiene suficiente rock para depender de eso.
Tengo nuevos lunares,
vos un nuevo viejo amor.
Quizás algún día vuelva a ser yo.
¿o no?
(acordate que también tengo una mancha de café con leche en el muslo izquierdo).
Eso soy.
Soy eso: lunares, pecas y una mancha.
Lo imperfecto es misterio.
Y el misterio es encantador.
Como los sumerios,
como los sahumerios.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario