Borrador I: Simbiosis de sinonimias

Se dijo una vez...

"Cuánto más inteligente, profunda y sensible es una persona, más probabilidades tiene de cruzarse con la tristeza"

Pues la inteligencia de cada ser es diferente, abarcativa o nula. De carácter instrínseco mas no valorado por la comunidad en esta actualidad, puesto que para ellos no es más que una simple cualidad no esencial denigrada a tal punto en que aquellos que saben manejar apropiadamente sus cartas dentro de la sociedad son los líderes natos. Mientras tanto, nosotros, los seres saturados de saberes, conocimientos e inteligencia, estamos destinados a padecer este encuentro con una sentencia de vida errante.
Y así es, tal profundidad abundante en la cual poco a poco nos sumergimos para caer  dentro de cuatro o más dimensiones, donde los mundos intercalan conexiones del universo y modifican lo que podría suceder si no.... Y es aún así, que allí presente estás, de ti es imposible escapar.
Dentro de este enjambre de pensamientos sin sentido ni cohesión, se encuentra al ser sensible. Aquel capaz de percibir lo que otros no, por su habilidad de conectarse con el lado más hondo de sí, su alma. Mas no le sirve de nada esto, si su alma cae en pedazos ante el primer engaño de la melancolía.
Estamos destinados a divagar en la pesadumbre de las sombras del recuerdo, la imaginación insípida y aquellos fantasmas del pasado que nos recuerdan día tras día qué tan bien conocemos a esta nostálgica tribulación.
Cómo no conocerla, ni cruzarse con ella en el camino de existencia y supervivencia que recorremos, juntos o no. Cómo no encontrarla, si no hay mejor compañía para la soledad que dicha tristeza....