Pocas fuerzas le quedaban, tomo un profundo suspiro para dar el último golpe.
Juró venganza.
Su afilada katana atravesó su costado derecho, derramando el dulce rocío de sangre que rápidamente salpicó el suelo.
Nunca alcanzó la gloria, centenares de batallas perdió en campo enemigo pero no desistió.
Nunca alcanzó la gloria, centenares de batallas perdió en campo enemigo pero no desistió.
No se rindió.
Su único deseo era luchar por la libertad.
Su único deseo era luchar por la libertad.
Buscó justicia hasta en el más recóndito lugar, mas nada halló.
Fue más fuerte que ella, sufrir tanto dolor. Ahora traicionada por su nación.
Como flor de cerezo marchita será olvidada, sin embargo murió con honor de samurai.
Y el silencio del viento fue el único sonido que la acompañó al caer de rodillas ante él.
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