Pienso. Siempre estoy pensando por más que finja estar entre espumosas nubes de algodón la mayor parte del tiempo. Pienso cautelosamente mientras veo las horas de mi añejo reloj de cuerda correr rápidamente a pesar de que ante mis ojos las agujas parecieran realizar un esfuerzo incesante con tal de correr sus manecillas una vez más. Eternas noches desvelada pasé en la cama mirando el techo pensando y aún no lo sé. No sé qué debo hacer. No encuentro alguna explicación racional, tampoco una solución viable para mi perpetua encrucijada. ¿Cuál es la mejor salida para un juego sin fin? ¿Terminarlo? Mil y un veces la idea ha rondado por mi mente pero no. No, no quiero eso. Aunque tal vez sólo sea un juego, me gusta formar parte de él. Jamás podré librarme de dicha cuestión por voluntad propia, no es mi intención en este preciso momento. Por el momento presente y nunca jamás, aunque tal vez luego me arrepienta de tal declaración.
Tan sólo soy un peón más dentro de un tablero manejado por una fuerza superior -y no hablo de algún tipo de deidad obsoleta, esas son puras patrañas- me refiero a una especie de sentimiento que todos creemos conocer pero en realidad no sabemos de qué trata realmente aquello capaz de cambiar la vida de las personas, para bien o para mal. Generalmente para mal, pero bueno, dicen que las mujeres nacimos para sufrir y no voy a cuestionar la pura y cruda verdad de dicha frase y tampoco voy a remitirme al sector femenino, nadie queda exento aquí. Retomando a lo anterior... Pues sí, hablo del "poder del amor"; ¿de qué otra cosa podría hablar con tal ímpetu sino? ¿Acaso existe tal entidad abstracta con más poder que tal? Sinceramente lo dudo. Algo capaz de movilizar a las personas por mar, tierra y cielo.. sólo con tal de conseguir una pizca de tal sensación no es fácil de superar.
¿Qué seres tontos somos los humanos, no? Nos dejamos vencer por un objeto que ni siquiera es objeto ya que no posee forma física alguna (erróneamente representado por aquello que suelen llamar "corazón"; lo cual es un órgano, no un sentimiento simbolizado) cuando podríamos implementar nuestra capacidad psíco-emocional en tantas otras cosas más efectivas para la humanidad. Pero no es el caso. Caemos fácilmente en la tentación y, simplemente, nos dejamos llevar...
Aún así, creo que la palabra tonto no es la apropiada. Somos seres estúpidos. No, pero.. estúpido tampoco es la definición adecuada. En realidad, creo que ninguna lo es. No hay vocablo alguno capaz de especificar exactamente el grado de incompetencia mental que alcanzan los hombres cuando están enamorados. Algunos dan lástima, se denigran de las maneras más increíbles por alguien que ni siquiera sabe de su existencia. Y lo peor, es que aún creen tener suerte. Otros, por su parte, provocan la envidia de muchos. Y bueno, en este juego algún que otro afortunado debía haber. Lástima que les vaya mal en otro tipo de juegos, según lo afirman los refranes populares. Pero... ¿Acaso el amor no era un simple juego? Tal vez sí, tal vez no. Eso depende de la cantidad de mariposas que uno tenga revoloteando en su interior.
A mí, desgraciadamente nunca me fue bien en juego alguno. A veces soy buena perdedora, muchas otras no. Aunque la partida haya terminado, seguiré intentándolo.Definitivamente la suerte no ha estado de mi lado, jamás. Igual, en algún momento debo ganar, o no? Si no, al fin y al cabo, lo peor que podría suceder es perder nuevamente y uno se acostumbra a ser un perdedor. Pero no! ¿Saben qué? No nací para ser una perdedora, simplemente soy un peón que sigue participando en la partida más difícil de su corta vida. Y no pienso darme por vencida, para el inconveniente de algunos pocos, no soy así. Nunca me rindo y no empezaré ahora. Simplemente soy un peón que intenta llegar ileso al final de la partida, donde se definirá si es o no comido por el Rey y quede afuera. Me empeñaré en implementar mis estrategias más eficaces, para demostrar que soy mejor que cualquier otro peón. Que soy el adecuado y que no permitiré incluso que alguno se atreva a intentar superarme, porque sé que aún me queda mucho por dar, por jugar...
Tan sólo soy un peón más dentro de un tablero manejado por una fuerza superior -y no hablo de algún tipo de deidad obsoleta, esas son puras patrañas- me refiero a una especie de sentimiento que todos creemos conocer pero en realidad no sabemos de qué trata realmente aquello capaz de cambiar la vida de las personas, para bien o para mal. Generalmente para mal, pero bueno, dicen que las mujeres nacimos para sufrir y no voy a cuestionar la pura y cruda verdad de dicha frase y tampoco voy a remitirme al sector femenino, nadie queda exento aquí. Retomando a lo anterior... Pues sí, hablo del "poder del amor"; ¿de qué otra cosa podría hablar con tal ímpetu sino? ¿Acaso existe tal entidad abstracta con más poder que tal? Sinceramente lo dudo. Algo capaz de movilizar a las personas por mar, tierra y cielo.. sólo con tal de conseguir una pizca de tal sensación no es fácil de superar.
¿Qué seres tontos somos los humanos, no? Nos dejamos vencer por un objeto que ni siquiera es objeto ya que no posee forma física alguna (erróneamente representado por aquello que suelen llamar "corazón"; lo cual es un órgano, no un sentimiento simbolizado) cuando podríamos implementar nuestra capacidad psíco-emocional en tantas otras cosas más efectivas para la humanidad. Pero no es el caso. Caemos fácilmente en la tentación y, simplemente, nos dejamos llevar...
Aún así, creo que la palabra tonto no es la apropiada. Somos seres estúpidos. No, pero.. estúpido tampoco es la definición adecuada. En realidad, creo que ninguna lo es. No hay vocablo alguno capaz de especificar exactamente el grado de incompetencia mental que alcanzan los hombres cuando están enamorados. Algunos dan lástima, se denigran de las maneras más increíbles por alguien que ni siquiera sabe de su existencia. Y lo peor, es que aún creen tener suerte. Otros, por su parte, provocan la envidia de muchos. Y bueno, en este juego algún que otro afortunado debía haber. Lástima que les vaya mal en otro tipo de juegos, según lo afirman los refranes populares. Pero... ¿Acaso el amor no era un simple juego? Tal vez sí, tal vez no. Eso depende de la cantidad de mariposas que uno tenga revoloteando en su interior.
A mí, desgraciadamente nunca me fue bien en juego alguno. A veces soy buena perdedora, muchas otras no. Aunque la partida haya terminado, seguiré intentándolo.Definitivamente la suerte no ha estado de mi lado, jamás. Igual, en algún momento debo ganar, o no? Si no, al fin y al cabo, lo peor que podría suceder es perder nuevamente y uno se acostumbra a ser un perdedor. Pero no! ¿Saben qué? No nací para ser una perdedora, simplemente soy un peón que sigue participando en la partida más difícil de su corta vida. Y no pienso darme por vencida, para el inconveniente de algunos pocos, no soy así. Nunca me rindo y no empezaré ahora. Simplemente soy un peón que intenta llegar ileso al final de la partida, donde se definirá si es o no comido por el Rey y quede afuera. Me empeñaré en implementar mis estrategias más eficaces, para demostrar que soy mejor que cualquier otro peón. Que soy el adecuado y que no permitiré incluso que alguno se atreva a intentar superarme, porque sé que aún me queda mucho por dar, por jugar...
Peros, peros y peros. Siempre hay uno dando vueltas por ahí, me cansé de ellos. Pero... no soy un peón manejado por nadie más que por mí misma. Maldigo a esta fuerza inquebrantable que es el amor, la única capaz de destrozar y arrasar con todo en una milésima de segundo. Maldigo el día en que caí en este juego sin retorno ni fin. Maldigo el día en que te conocí cruel destino, el único que perdurará por siempre en mi camino, en aquel baúl de recuerdos cuando no quiero que seas una memoria, sino mi vida. Maldigo el día en que conocí el amor verdadero. El instante en que me enamoré de ti y te dejé ir.
Ahora, continuaré detrás de ti, hasta que llegue el momento en que logre alcanzarte y juntos comenzaremos a partir. Pues, tan sólo soy un peón más, bajo la fuerza de atracción natural que nos une y completa. Un ser insuficiente en busca de nada más ni nada menos que tu amor. ¿Qué hago aún aquí? ¿Qué estoy esperando? Es hora de seguir jugando...
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