19.8.10

Máquina de pensamientos

Es la una de la mañana, en un día jueves -tan intrascendentes como es usual- cuando debería estar descansando para comenzar mi rutina diaria en el colegio o, como en el caso de hoy, estudiando. Pero no. Tengo algo mejor que hacer: pensar.
Suelen decir que desperdiciamos la mayor parte de nuestro ¿valioso? tiempo frente a un ordenador que nos estupidiza y nos aleja de la realidad. Pues sí, no voy a cuestionar que no sea cierto, soy el típico ejemplo de un adolescente que vive en un mundo globalizado donde las nuevas redes de comunicación predominan y nos dominan. Pero a veces, como en este momento, tengo algo más interesante que hacer en lugar de leer fórmulas o derechos y es pensar. Pensar, pensar, pensar. Amo pensar. Es un mal necesario. Aunque intente mantener la mente en blanco me es imposible, por qué dejar de pensar? A veces es mejor no hacerlo pero bueno, simplemente no puedo. Mis pensamientos van más allá del bien y el mal, trascienden las fronteras de la imaginación. No tienen límites. Créanme, eso no siempre resulta efectivo. Al menos, a mí no particularmente.
No dejo de pensar ni por un segundo, cada cosa que veo, que escucho, que siento, incluso porqué estoy escribiendo.No lo sé, no tengo la respuesta a todo, tuve la necesidad como otras tantas veces.
Mis pensamientos juegan con mi mente. Mueven sus oxidados engranajes lentamente, crujen y chillan. En algún momento deben hacer cortocircuito. Y es ahí cuando ésta máquina de pensamientos comienza a funcionar verdaderamente. ¿Cómo es posible que en vez de ser obsoleta adquiere más fuerzas para continuar? Ay mente, mente.... Quién te entiende? El cerebro humano es algo tan maravilloso, en algún futuro no muy lejano dedicaré mi vida a comprenderte y conocer todos tus secretos. Pero no en este momento, es muy pronto. Mientras tanto sigue pensando....
Pensando millones de cosas que sólo a alguien con una máquina eficiente -o tal vez deficiente, depende el punto de vista de cada quién- como la mía podría llegar a idear. Las preguntas existenciales ya forman parte de lo cotidiano, es algo inevitablemente necesario y jamás obtengo alguna respuesta certera. Mente, fallas constantemente. Aún así, hay algo que ronda por mi cabeza días y noches enteras y está haciendo que mi máquina funcione a una velocidad que probablemente supere la de la luz. Me refiero, evidentemente a "Qué pasaría si...? Qué hubiera pasado si no...? Podría llegar a...? Y miles de variantes de la misma. Pero sí, siempre me cuestiono eso. Mi pequeña máquina, poderosa como es, no deja de crear historias en su mente, a veces parezco esquizofrénica. Por qués, cómos, y demás ocupan un importante lugar. Las respuestas que cruzan mi mente son incontables, de todas las variantes. Odio no saber cuál es la verdadera.
Oh mi querida compañera de reflexión y raciocinio, te pido un descanso. Adoro usar tus capacidades, lo sabes mejor que nadie, pero las dudas me impiden vivir..
¿Podré hacerlo? ¿Seré capaz? Me gustaría tener la habilidad para encontrar el cable que te conecta a mi ser, para así desenchufarte y viajar a mi mundo perfecto de fantasías, muy muy alejado de la realidad.
Buenas noches, pequeña brillante máquina de oscuros pensamientos.

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